Domesticadas

 

Habitualmente las familias son domesticadas por la institución, robándoles toda la iniciativa y capacidad de construir y ofrecer una visión diferente a la que imponen los estándares. A veces, las respuestas que ofrecen son tan sumamente lógicas que no se entiende cómo los profesionales llegamos a hacernos incapaces de tenerlas en cuenta.

[Calderón y Habegger (2012). Educación, hándicap e inclusión. Editorial Octaedro Andalucía, Granada, p. 120].

 

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